La mujer que devolvía las estrellas al océano
Bajo los zarpazos de una tormenta formidable el océano se agigantó y durante toda la noche estuvo estrellando su furia contra la playa. Olas de más de cuatro metros arrojaron sus entrañas de caracolas, peces, algas y mil otros elementos.
Cuando al amanecer se calmó la tormenta, la playa estaba totalmente cubierta de estrellas de mar, que palpitaban levemente a la luz tibia de la mañana. Una caminante madrugadora empezó a devolverlas al océano en una empresa que, de antemano, parecía condenada al fracaso dada la enorme cantidad de estrellas en la arena.
-Buenos días, señora –le dijo un turista que la miraba con asombro-. ¿Puede usted decirme qué es lo que está haciendo?
-Devuelvo estas estrellas de mar al océano. Si no las devuelvo pronto, morirán por la falta de oxígeno.
-Pero, ¿no le parece inútil y descabellado su esfuerzo? Hay millones de ellas y es imposible agarrarlas a todas. Además, posiblemente haya cientos de playas cubiertas también de estrellas de mar que irremediablemente van a morir. ¿No se da cuenta que no cambia nada?
La mujer sonrió dulcemente, se agachó, agarró otra estrella de mar y antes de arrojarla al agua dijo:
-¡Para ésta sí cambió algo!
PUNTOS DE LUZ PARA ESTA SEMANA:
Es cierto que no podemos cambiar la mala suerte y la injusticia de muchos. A pesar de nuestro esfuerzo, millones de personas seguirán sufriendo, pero ello no puede ser una excusa para que no nos entreguemos con entusiasmo a disminuir, aunque sea sólo un poquito, el sufrimiento del mundo. No salvaremos a todos, pero sería imperdonable perder a los que pudimos salvar.
** Frase para recordar: “Necesitamos de jóvenes capaces de creer y crear”
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